Tras la bonita presentación, con un negativo donde se pueden ver las chimeneas de las industrias rascando el cielo, encontramos ocho temas en cincuenta y ocho minutos de duración. Canciones densas, demasiado densas, largas, lentas, que se arrastran…
Abren el disco con «Conqueror», tema que sirve para dar nombre el disco, con más de ocho minutos de eterna duración. Un tema con un tempo aletargadamente lento, que te pone nervioso. Hay canciones quizá interesantes, como «Weitghtless & Horizontal», de más de diez minutos de duración, pero que se pierden en la monotonía generalizada del resto de temas. El mejor tema quizá sea «Brighteyes», siete minutos largos que te invita a soñar de forma introspectiva.
Canciones todas ellas de dulce épica y difuso Pop, cargado de electricidad estática, pero que adolecen de un poco de chispa que alegre la escucha.
Un disco sólo apto para amantes de la experimentación Pop, para los que discos como «Kid A» de Radiohead les parecían demasiado duros.
David Barrantes Andrada.
