Tras su primera edición, más modesta y centrada en bandas nacionales, este festival nos presentaba en su segundo año de existencia un cartel bastante más fuerte, con destacadas formaciones internacionales, alguna de ellas considerables como grandes primicias. Dentro de dicho cartel, el comienzo de este Rockzinante podía despertar la atención de los más jóvenes allí reunidos (más bien pocos), con un plantel de bandas compuesto por formaciones no muy veteranas, como los grupos nacionales Hamelyn, Dragonfly o Sphinx, o los germanos Savage Circus, éstos recién creados pero con destacables nombres en sus filas. Pero el signo de este festival sin duda era más bien clásico, y como se fue viendo paulatinamente en el público que fue acudiendo, la media de edad superaba los 25 años.
El lugar elegido era un buen sitio para un festival, aunque el número de gente, algo más de tres mil personas, no llegara ni mucho menos a copar el recinto. Hay que loar los buenos precios que tenían comida y bebida, bastante aceptables frente a lo que viene siendo la tendencia en otros festivales y conciertos, como también hay que destacar la presencia de puntos de venta de discos, ropa o cualquier otro accesorio metálico. Dejando a un lado los problemas que hubo con los horarios debido al retraso y cambio de hora de Raven, se puede decir que la organización en el resto de aspectos cumplió, aunque hay unas cuantas cosas que deberían mejorarse para futuras ediciones.
Servidor llegó mediada la actuación del segundo de los grupos nacionales, Dragonfly. He de decir que en lo que presencié de ellos, no me sorprendieron en demasía, lo suyo era un Heavy Metal de tintes Hardrockeros, quizá falto de mayor aptitud encima del escenario. Entre los temas propios hubo tiempo también para la versión de Queen «Show Must Go On». Pero sin duda lo que sobró fue el comentario de su vocalista intentando justificar que la banda no había descansado bien. Si esa es la disposición que traen a la hora de descargar su directo, subestimando además la oportunidad de estar en un festival ante gente que no les conoce, creo que con esta falta de entrega no les irá bien para el futuro.
El último baluarte del Metal nacional en esta edición del Rockzinante fueron los Sphinx. Los gaditanos sufrieron un cambio de horario, por lo que se adelantó su actuación, frente a una primera ubicación en el cartel que les situaba en una posición mejor, lo cual tampoco era muy lógico comparándolos con otros nombres más importantes situados en la parrilla del presente festival. Sphinx descargaron su Heavy Metal de influencias Maiden, aportando un toque más potente que el de la actuación posterior. Pero esta formación tampoco logró aportar nada no visto antes y uno, que venía con una buena referencia sobre el directo de la banda, en esta ocasión vio a unos Sphinx que cumplieron aunque quizá estaban faltos de forma, sin la intensidad que un estilo como el suyo requiere.
El toque de Metal germano llegó a continuación por medio de Savage Circus, aunque he de decir que no del auténtico Metal teutón. Más bien podemos considerar este proyecto como un refrito de formaciones como Blind Guardian o Iron Savior, reincidente en los tópicos del género donde se desenvuelve, pero sin la fuerza en vivo para ser un grupo referencia en su estilo. Y la mención a estas dos bandas no es gratuita cuando en la formación encontramos a Thomen Stauch (ex-Blind Guardian) y a Piet Sielk (Iron Savior), junto a Jens Carlsson, cantante de Persuader, otra banda casi clon de Blind Guardian. Pero en esta ocasión el que fuera batería de Blind Guardian no estaba debido a problemas de salud, lo cual si lo unimos al hecho de una formación sonando poco compacta y a un vocalista apenas carismático y muy limitado, traía el resultado de un concierto muy falto de fuerza e interés. De todas formas vimos a un Piet Sielk intentando salvar los muebles, siendo el más entregado de estos Savage Circus, aunque esto no bastó para que el barco se acabara hundiendo. Y entre un público ávido de sonidos más clásicos, la sensación de frialdad fue aún mayor.
Llegó la hora de la verdad, el turno de aquellos que salen a comerse el escenario y a demostrar lo que es una auténtica descarga de Metal. Destruction apareció en tromba y el público respondió con la misma entrega, convirtiendo en un auténtico hervidero las primeras filas próximas al escenario. El trío germano fue al grano con su Thrash Metal, arrancando con «Soul Collector», un gran temazo de su último disco, y ni siquiera algún problema técnico en los primeros instantes lograron frenar esa rápida locomotora que es Destruction. Schmier se erigía en maestro de ceremonias, pero la guitarra inseparable de Mike le seguía a la zaga, jaleando juntos a unos fans enloquecidos, mientras Marc en la batería terminaba de completar esta tempestad sónica.
En un repertorio cargado de poderosas canciones, fueron cayendo temas muy clásicos, como «Mad Butcher», «Total Desaster», «Bestial Invasion» o el gran «Eternal Ban», sin olvidar tampoco que en su última etapa Destruction gozan también de demoledores cortes como «Nailed To The Cross», «Thrash ‘Til Death» o «The Butcher Strikes Back», canciones que arrollaron de igual modo durante esta magistral lección de caña. El trío alemán se erigió en triunfador, y con permiso del también impresionante Udo, no dejaron dudas sobre su nivel, muy por encima del de casi todas las bandas de este festival.
Debido al vuelco en el horario que supuso el retraso de uno de los miembros de Raven, cuyo avión llegó bastante tarde y dejó en el aire el rumor de que el concierto de Raven se podía suspender, tuvimos que esperar más de una hora hasta la siguiente actuación, en este caso la de Doro. Tras la tranquilizadora declaración que se nos hizo de que Raven sí iban a acabar tocando, pero a última hora, el festival siguió su curso y nos encontramos en escena ante la vocalista germana y sus chicos.
No hace mucho que teníamos a Doro girando por nuestro país, algo muy habitual en ella, que tiene en España su segunda patria. Pero lo que puede verse como algo muy positivo, tiene también su lado negativo, y éste es que los shows de la que fuera cantante de Warlock cada vez nos sorprenden menos. A veces se rompe esta regla, y cómo pasó en el reciente concierto de Madrid en Mayo, nos sorprende con un gran concierto. Pero no fue el caso de su actuación en el Rockzinante, donde vimos una descarga de Doro y compañía más corta en duración, bastante para estar en un festival, pero sin la fuerza ni intensidad que hacen de sus directos algo mágico. La banda y la propia Doro salieron con ganas, pero poco a poco fueron relajándose a lo largo de la descarga. El concierto era prácticamente clavado a lo que vimos hace unos meses, aunque cosas como el meter un solo de batería (aunque sea del buen Johnny Dee) quizá sobran en un festival. Buenos temas sí que había, aunque la falta de sorpresas quizá termina por determinar el cariz de un concierto como éste. De todas formas disfrutamos con clásicos como «I Rule The Ruins», «Burning The Witches», «True As Steel», «Metal Racer», «Hellbound», o la versión de Judas Priest «Breaking The Law», entremezclados entre temas más nuevos, algunos que podríamos considerar como desechables, frente a otros con más fuerza, como «Burn It Up», ya un clásico en su reciente discografía. En un concierto de luces y sombras, los allí reunidos pasamos buenos momentos con Doro, pero quedamos con el sabor agridulce de que ella y su banda es capaz de mucho más.
Uno de los platos fuertes a la hora de anunciar este festival era la materialización en directo de la reunión de las Vixen, primicia entonces en nuestro país, aunque también hay una fecha para Barcelona próximamente. Dicha reunión ha dado que estas nuevas Vixen lleven ya un tiempo girando, por lo que deberían estar ya bastante rodadas en el tema del directo. Pero lo que vimos en el Rockzinante llevó a pensar todo lo contrario, lo que esperábamos como una oportunidad de ver en acción al mítico grupo se convirtió en un bochornoso espectáculo que no hacía ninguna justicia a la categoría que antaño tuvieron las Vixen. El cuarteto liderado por la guitarrista Jan Kuehnemund supuso la gran decepción de este festival, empezando por el hecho de que es una reunión a medias, pues sólo Jan es miembro de la formación original, y acabando con que la nueva vocalista de la banda, Jenna Sanz-Agero, no llega a la suela de los zapatos a Janet Gardner, verdadera cantante de Vixen. Aunque al resto de la banda se le vio intentar tirar del carro y salvar un poco lo que hacía aguas, la verdad es que la nueva cantante, Jenna, dinamitó el concierto con su total falta de actitud, fruto de una visible desconexión con cualquier espíritu rockero. Clásicos como «Streets On Paradise», «Cryin'», «I Want You To Rock Me», «Rev It Up» o «Edge Of A Broken Heart» sonaron desprovistos de la fuerza original, y los temas de su nueva etapa que cayeron no gozaban ni mucho menos de la inspiración de las grandes composiciones del cuarteto americano. En resumen, lo que vimos en el escenario no hizo honor al nombre de Vixen.
Llegó el turno de otro histórico, nada menos que aquel apodado por muchos como ‘la voz del Rock’. Glenn Hughes no es de los que se dejan ver poco por nuestro país, aunque su último concierto en Madrid fue suspendido a medias de descarga debido a unos problemas de salud del mencionado. Tan desafortunado incidente tuvo su explicación por medio de un emotivo comunicado escrito por el propio Hughes que se leyó para todo el público, por lo que nos pudimos enterar que el vocalista inglés sufrió un ataque de ansiedad que le impidió acabar dicho concierto. Pero aquel que fuera cantante de bandas tan grandes como Deep Purple o Black Sabbath quiso recompensar a los allí presentes con un buen concierto. Aunque dejó buen sabor de boca, cierto es que en la descarga de este Rockzinante faltaron temas más rockeros, ya que Hughes dio rienda suelta a su faceta más melódica.
Actitud no le faltó, armado de su inseparable bajo y su inigualable torrente de voz, tuvo momentos muy brillantes. Orgulloso de sus nuevas composiciones, dio mucha cancha a su última obra, «Music For The Divine», de la que cayeron unos cuantos temas, aunque canciones de Deep Purple como «Burn», «Mistreated» o «You Keep On Moving» fueron las que más vítores arrancaron. Pero Glenn Hughes apostó esta noche por su lado más emotivo, como bien se pudo ver en la versión del «Whiter Shade Of Pale». Sin ser mal concierto, quizá se echó de menos el poder haber disfrutado de un setlist más rockero.
En un festival en el que ya había habido más de una decepción, por fin nos encontramos ante un valor seguro que muy pocas veces defrauda. Udo y los suyos salieron una vez más a demostrar lo que es auténtico Heavy Metal. En un cartel en el que se produjo la ausencia de Jon Oliva’s Pain, debido a que la banda del miembro de Savatage suspendió su gira europea, el sustituto de última hora, Udo, puso el broche a un festival que no fue todo lo que pensábamos que iba a ser.
El Kaiser ha encontrado en la actual formación a sus auténticos compañeros, y junto a ellos consigue una unión igual a la que había en Accept en su etapa más clásica. Su compañero en Accept, Stefan Kauffmann, demostró lo cómodo que se encuentra con una guitarra en la mano, y nos dejó a todos impresionados con sus facultades con las seis cuerdas y su entrega en directo. Udo Dirskchneider evidenció una vez más una gran profesionalidad y se le veía vivir intensamente cada uno de los temas que iba interpretando, acompañado de una formación consciente de cómo debe ser una descarga de Heavy Metal. En su anterior visita a Madrid, Udo se centró en los temas de su amplia etapa en solitario, con pocos temas de Accept, lo que nos dejó cierto sabor agridulce. Pero esta vez hubo más cancha a los clásicos habituales de Accept, pero sin olvidar tampoco su prolífica discografía como Udo.
Apostaron orgullosos por su última obra, con cortes como «Misión Number X» o «24/7», junto a grandes temas en solitario como «Independence Day», «Holy» o «Animal House», clásico imprescindible de su debut en solitario. Y en esta ocasión no faltó el repaso de los temas más señeros de Accept, esta vez por medio de trallazos de la talla de «Princess Of The Dawn», «Restless And Wild», «Metal Heart», «Balls To The Wall» o la rockanrolera «Burning», perfecto colofón de esta fiesta que fue su concierto. El público respondió con una entrega feroz, rindiendo pleitesía al buen hacer de Udo y su grupo, metaleando como posesos y coreando cada una de sus canciones. Quizás todos echamos de menos algún tema más, como el imprescindible «Fast As A Shark», pero lo que presenciamos bastó para coronar a Udo como el rey de la noche.
Con la madrugada ya bien entrada, con muchas horas de conciertos encima y la garganta bien saciada de cerveza, servidor decidió retirarse. Por lo que posteriormente descubrí tras hablar con la gente que allí permaneció, lo que vino después fue bastante vergonzoso, y no por la intención de las bandas que tocaron después. Tony Martin interpretó tan sólo siete temas, aunque no faltaron imprescindibles canciones de su etapa en Black Sabbath, como «The Shining» o «The Headless Cross». Pero cuando llegó el turno de Raven, grupo acompañado por la polémica levantada en torno al retraso de uno de sus miembros, la incertidumbre sobre su actuación, y finalmente el cambio de horario a última hora, estos interpretaron tan sólo cuatro temas, y a medias del quinto les cortaron para dar por acabado de forma bochornosa este festival. No es de extrañar que esto despertara las iras del público que todavía quedaba, muchos de los cuales fervientes seguidores de Raven. Un triste final para una ambiciosa pero polémica segunda edición de este Rockzinante – Excalibur Metal Festival.
JAVIER Gª VILLARRUBIA