Una vez más, al igual que pasara hace dos años, la visita de W.A.S.P. a Madrid generó una respuesta excelente por parte de la audiencia de la ciudad, algo motivado también por el hecho de que era viernes. Unas dos mil personas coparon la sala Macumba, el mismo lugar dónde pudimos ver a Blackie y sus huestes en su anterior paso por la capital.Quizá no tanto público, aunque un buen número sin duda recibió a Jaded, un grupo completamente femenino que está acompañando a W.A.S.P. en esta gira europea. Jaded se mostraron como un cuarteto a medias entre el Heavy Metal y el Hard Rock, con mucha pose macarra y gustosas de la provocación, concientes de las miradas lascivas que provocaban entre el público masculino. Pero por mucho que apuesten por explotar su imagen, al final nos acabamos dando cuenta que es un grupo que poco puede sorprender, bien sea musicalmente a través de una canciones bastante tópicas procedentes de una parca discografía, bien sea a través de una puesta en escena poco creíble, falta de la autenticidad en directo que se debe pedir a cualquier abanderado del Rock. Numeritos como el de su vocalista con una lata de cerveza derramándose por su cuerpo, no bastan para certificar algo de actitud. Esperemos que a base de girar y girar vayan aprendiendo la esencia de un verdadero directo. De esta manera la gente acudirá a sus conciertos atraída por algo más que un culo bonito.
Un clásico de los Doors como «The End» marcó la introducción y dio comienzo al plato fuerte de la noche. Un espectacular escenario y ese grandilocuente pie de micrófono con forma de calavera con su espina dorsal, que ya hemos visto en otras ocasiones, aguardaban a unos W.A.S.P. que irrumpieron en tromba, arrancando su descarga con «On Your Knees». Blackie Lawless, a pesar del paso del tiempo, sigue demostrando que es uno de los frontman más carismáticos de la escena Heavy, y en esta ocasión las condiciones vocales también le acompañaban. El resto de la banda estaba también a la altura y se dejaron la piel encima de las tablas para mantener el nombre de W.A.S.P. como un sinónimo de buen directo. Fueron cayendo temas más o menos señeros, como «Hate To Love Me», «L.O.V.E. Machine», «Wild Child», «Widowmaker», «Sleeping In The Fire», «Arena Of Pleasure» o «The Headless Children», bien recibidos por una audiencia que coreó y lo dio todo ante la mítica banda. Aunque al propio Blackie le vimos en gran forma, derrochando mucha energía y columpiándose más de una vez en el particular pie de micrófono que llevaba, la verdad es que los años no pasan en balde, y hubo momentos en éste y algunos de los suyos descansaron unos instantes, momentos en los que asistíamos a algún solo que, por otra parte, tampoco resultó demasiado pesado. Uno de estos solos fue la intensa demostración con las seis cuerdas que nos hizo Doug Blair, en medio de uno de los momentos más emotivos de la noche, nada menos que la balada «The Idol». Tras esto W.A.S.P. volvieron a prender fuego al espíritu de los que allí nos encontrábamos, a través de la imprescindible «I Wanna Be Somebody», tras la cual el cuarteto al completo se retiró de escena.
W.A.S.P. volvieron a aparecer con un gran primer bis como «Chainsaw Charlie», seguido de otro clásico imprescindible como «Blind In Texas», tema que desgraciadamente supuso el final del concierto, una descarga que ni siquiera se acercó a la hora y media. Hay que reconocer que aunque excesivamente corto, este directo nos mostró a una banda con actitud y que sabe bien lo que piden sus fans. De todas formas, dos o tres canciones más hubieran terminado de redondear un show que a pesar de su brevedad dejó buen sabor de boca.
JAVIER Gª VILLARRUBIA