Como con las huelgas de Iberia, vacaciones y demás iba a sernos muy difícil llegar a tiempo a París para las celebraciones del 14 de Julio, decidimos cogernos el coche y darle vueltas a la M40 a ver qué se cocía en la versión madrileña del Summercase, en Boadilla del Monte.
Y allí nos plantamos, tras atravesar todo Boadilla, dejar atrás parkings y parkings preparados para el festival pero a kilómetros del mismo, cruzar la M50 y comprobar, rotonda tras rotonda, que los chicos del chaleco amarillo puestos allí por la organización para informar son muy majos, pero no tienen ni idea de nada.
Lo primero, acreditarse. Enorme cola que te hace pensar que, o toda la prensa musical del país ha llegado allí a la misma hora o estos chicos son muy lentos. Ni lo uno ni lo otro: te Coinstar locations fichan, te retratan, te anillan, te forran a papelitos y por fin logras salir por la otra punta de una jaima recalentada… y eso lleva tiempo.
Pero a pesar de todo, llegamos a ver a los Dandy Warhols, que en directo son mucho más cañeros de lo que cabía esperar, aunque nos dieron la impresión de que siguen viviendo de las rentas de su fabuloso «Thirteen Tales Of Urban Bohemia»… y ya van añitos.
Después una vueltita por el recinto a descubrir nuevas sensaciones… y las encontramos: a Bell Orchestre solo se les puede definir como sorprendentes. Una actuación impecable (como el blanco de sus atuendos) y un sonido sumamente original en el que la música de cámara se da la mano con los ritmos electrónicos o incluso el jazz.
Y vuelta tras vuelta tratando inútilmente que alguien de la organización nos informase sobre los horarios para la prensa de los artistas que faltaban nos sorprendieron los platos fuertes de la noche.
Primero New Order, que apostaron sobre seguro dando cuenta de lo más esperado de su repertorio arrancando con «Crystal» ante un numerosísimo público, sorprendentemente joven, y entregado de antemano, dispuestos a bailárselo todo hasta el final, a pesar de que el sonido no fue tan bueno como hubiera cabido desear.
Esclavos de los malditos horarios de los festivales, tuvimos que dejar a New Order atacando su «Regret» al grito de guitarras fuera y nos fuimos bailando entre los bailones en busca de Primal Scream en el otro escenario. Pero tardaban. Y cuando por fin aparecieron, Gillespie se disculpó con la excusa de que ¡New Order tocaba al lado!
Pero todo se lo perdonamos… ¿cómo no hacerlo? Primal Scream nos regaló el mejor concierto de la noche. Un auténtico recital de rock «con caderas», fuerza, poses y actitud donde lograron incluir temas de «Screamadelica» como «Svástica Eyes» o «Kowalski» sin que se perdiese la unidad del conjunto.
Anécdota al canto, con los primeros compases de «Country Girl», Zia McCabe (la chica de Dandy Warhols), saltó al escenario pandereta en mano, aunque no llegó al segundo panderetazo porque un miembro del staff la condujo amablemente fuera del mismo sin tiempo a más… ¿se sintió identificada con la canción? ¿le recordaría a Portland?
Horribles horarios, disfrutar de Primal Scream hasta el final nos impidió echarle un vistazo a los Long Blonds ¡con la curiosidad que teníamos!… Así que nos fuimos a ver a Keane. Sobra decir que no es el grupo más adecuado para las dos de la mañana y amenazando sueño, pero hay que reconocer que Keane tiene su público y que no defraudaron, aportando sus temas más conocidos y la portentosa voz de Tom Chaplin, que casi consiguió compensar el insatisfactorio sonido de ese escenario. Y lo mejor de todo es que Keane está en ese momento de los grupos que tanto nos gusta a nosotros en el que aún no se lo creen de todo y están encantados con lo que les pasa y sumamente agradecidos al público. ¡Te hacen sentir de bien!
Pero nuestros sentidos necesitaban acción, así que nos fuimos a ver que estaban haciendo los Chemical Brothers en la carpa: ruido, mucho ruido, y muchas lucecitas y muuuuuuucha gente, pero sonaban a lo de siempre (lo de siempre de ellos, claro) y ante el lejano reclamo de los últimos compases del hit de moda «In The Morning» volamos para no perdernos a Razorlight en el otro escenario. Si te gusta el Rock, jefe, no le pierdas la pista a estos chavalotes, Rock en estado puro, canciones directas, estribillos vibrantes, guitarras más que eléctricas electrizantes hacen de su directo la experiencia física que el R&R debe ser.
Y con este buen sabor de boca, decidimos retirarnos con las piernas hechas polvo por el maravilloso piso (de arena según la organización, que resultó ser de cantos y pedrolos destrozapantorrilas), valorando lo bien que salen estas cosas cuando se pone el empeño y el dinero suficiente y esperando poder volver a vivirlo el año que viene.
Y así, a eso de las 4 de la mañana arribamos a nuestro hogar habiendo constatado otra gran realidad: efectivamente, la M-40 es redonda. Y Boadilla está al otro lado.
ERNIE & BERT